Las emociones rigen muchas de nuestras decisiones. Dictan cómo nos comportamos, cómo nos relacionamos, cómo resolvemos nuestros problemas, cómo descubrimos o cómo solucionamos los obstáculos que encontramos. Puedes elegir cómo mejorar muchos aspectos de tu vida. Por eso te propongo que aprendas a desarrollar las competencias y habilidades que precises y escribas tú el guion de tu vida. ¿Hablamos?
miércoles, 30 de septiembre de 2020
Las siete cumbres
lunes, 28 de septiembre de 2020
Student Premium
La motivación para el estudio es uno de los retos constantes que todo docente tiene delante de sí. Pero no sólo para quién enseña, supone también un reto para quién aprende, ya que son muchas las ocasiones en las que el esfuerzo constante no da los frutos esperados y al final desistir acaba siendo una opción más que realista.












martes, 22 de septiembre de 2020
Hacia nuevos modelos sociales y educativos
Cuando hablamos de educar en igualdad de género y oportunidades, debemos hacer una pequeña pausa, mirar de dónde venimos, analizar dónde estamos e inferir nuestro destino. El futuro, futuro es, y siempre podremos modificarlo si jugamos con las premisas que lo perfilan.
Es por ello que si hoy hablo sobre igualdad en la infancia, es importante, clave diría yo, afirmar que el sexismo se aprende desde la infancia, la igualdad también.
Las experiencias personales, familiares y sociales que suceden en la infancia (ojo, y en la adolescencia) tienen especial relevancia para el yo futuro del individuo en cuestión.
Somos seres sociales por naturaleza y nos adaptamos con (suma) facilidad a los cambios que nuestro entorno nos ofrece. Esos cambios son posibles gracias a nuestra gran plasticidad, mucho mayor en los primeros años de vida, más oxidada a medida que maduramos.
⚠ No por la edad, sino por el menor entrenamiento (consciente o no) de nuestras nuevas neuronas, esas que nacen cada día y necesitan ser activadas para no perderse por el camino ...
Cuando nacemos, y desde nuestra más tierna infancia, aprendemos a comportarnos en sociedad según seamos 👦 o 👧. Esto es lo que llamamos socialización de género.
Son modelos básicos que aprendemos desde la infancia y que son necesarios para dar significado al mundo social y emocional propio y ajeno, son los modelos que nos dicen qué actividades debemos incluir o excluir de nuestro propio catálogo, siempre vista dicha inclusión o exclusión desde el género, son los modelos que nos dicen lo que es apropiado o inapropiado (nuevamente desde el género) así como supone la cimentación de las creencias que regularán, entre otras, la conducta entre lo que se dice y lo que se piensa, entre lo que se siente y lo que se hace. Siempre desde el género.
Y así aprendemos y reproducimos generaciones. Reproducimos los esquemas
emocionales y sociales de una generación a la siguiente. Sin darnos cuenta. Sin hacerlo con propósito. Regalamos una herencia inconscientemente.
¿Es posible entonces frenar esa repetición sexista tantas veces inconsciente?
Sí, indudablemente es posible. Aunque difícil, muy difícil.
Primero es necesario comprender (y para ello, hay que bucear o nos tienen que explicar) como se ha desarrollado todo ese engranaje que hace posible la sencillez del sexismo en todas las esferas de nuestras vidas.
Es preciso considerar cómo se estructuran las relaciones y se resuelven los conflictos en los diferentes contextos que lo han seguido reproduciendo hasta la actualidad, o lo que es lo mismo ... en todos. Laboral, académico, social, deportivo, digital... todos los contextos que podamos contemplar en nuestra sociedad están teñidos de sexismo. Que lo veamos o no es otra historia.
Vámonos, por ejemplo, a la estructura familiar tradicional, encontramos la digital y la analógica. Los estudios nos confirman que esas familias que están en contacto con lo que sucede más allá de la familia, que comparten la responsabilidad de educar desde un estatus de igualdad, que manifiestan un vínculo afectivo basado en el respeto mutuo, y que ejercen la autoridad y el poder necesario para educar/empoderar desde esquemas compatibles con los actuales valores democráticos presentan menos dificultades a la hora de resolver dificultades no sólo como unidad familiar, sino en términos independientes.
Por extensión, en el modelo educativo sucede el mismo fenómeno. Y vamos más allá: los indicadores de resultados académicos reflejan que la ancestral desventaja de las mujeres para el estudio y el trabajo que con él se relaciona no sólo ha desaparecido, sino que parece haberse invertido en las generaciones jóvenes. No conviene olvidar, sin embargo, que la superior preparación que con frecuencia tienen las mujeres sigue chocando con “un techo de cristal” y "suelo pegajoso" que les impide acceder en condiciones de igualdad a puestos laborales de poder, debido, en parte, a la dificultad de conciliar el ámbito público con el privado, en torno a la cual se sigue reproduciendo la división sexista de esferas.
¿Cómo explicar que en los diversos indicadores de éxito escolar las mujeres obtengan resultados mejores que los hombres?
Nos da respuesta aunque incompleta, el entrenamiento de serie que nos brindan a las mujeres por el hecho de serlo, en todo el repertorio de cualidades asociadas a las habilidades sociales tales como: empatía, capacidad para tolerar frustraciones, tendencia a ponerse en el lugar de los demás y un largo, larguísimo etcétera.
¿Entonces?
Para explicar estas diferencias conviene tener en cuenta que la presión social para el estereotipo masculino sigue siendo más rígida y coercitiva que la presión para el estereotipo femenino, y que las mujeres suelen percibir la superación del sexismo como una ganancia mientras que los hombres tienden a percibirla como una pérdida.
Para construir una cultura de igualdad es preciso ayudar, también a los hombres, a reconocer como una ganancia la liberación de la presión machista que condiciona su desarrollo y el de las personas con las que vaya a relacionarse.
Importantísimo basar esta construcción sobre tres pilares, que desarrollaré en un siguiente artículo, que son:
1) El componente cognitivo del sexismo,
2) El componente afectivo o valorativo, y
3) El componente conductual del sexismo.
Hombres y mujeres pagamos un peaje muy elevado para mantener esta sociedad sexista. Peaje que muchas veces es desconocido, por ejemplo en el ámbito sanitario (nuestra propia salud) o en el ámbito de la PRL (prometo dedicar otro artículo,en breve, en el que puedas conocer, si es que todavía no sabes, las grandes repercusiones que tiene para nuestra salud el sexismo)
Pagamos un coste del que no tenemos conocimiento y cuyas consecuencias sólo benefician a quienes dibujan y manejan este sistema y se benefician del mismo. Pero esto es tema para otra ocasión.
Tus innegociables
¿Corres detrás de la felicidad? ¿Parece que la rozas pero se te escapa? Todas las personas tenemos unos mínimos innegociables que nos hacen ...

-
No se nos ocurriría ir a un dermatólogo cuando tenemos problemas en los ojos, ni a un oculista si lo que tenemos es dolor de espalda... si...
-
Imagina un tarro lleno de agua, con purpurina en el fondo. Imagina que lo agitas. Imagina qué sucede. La purpurina se esparce por todo el ...
-
¿Corres detrás de la felicidad? ¿Parece que la rozas pero se te escapa? Todas las personas tenemos unos mínimos innegociables que nos hacen ...