Estrés. Nervios. Ansiedad. Un concepto demasiado frecuente en nuestros tiempos. Días insípidos que se escurren como agua entre nuestros dedos dejando sensación de que el tiempo corre y no lo aprovechamos. Días en los que el simple hecho de pensar parece ahogarte y genera un peso sobre tu pecho.
O (realidad alternativa) días en los que aprendes a manejar ese estrés para que no te haga daño
¿Te imaginas? Al final, eres tú quién decide. Las circunstancias serán las que son, eres tú quien puede hacer que cambie el rumbo del barco de tu vida.
Las consecuencias de una inadecuada gestión del estrés son muchas y todas negativas. La noticia buena es que tú y solo tú puedes cambiar esa realidad. No vas a cambiar los acontecimientos. No vas a cambiar el rumbo del mundo, pero sí de tu mundo. Sí puedes cambiar tu forma de ver y afrontar aquello que te sucede.
Y si hacemos referencia a los cambios que dependen de nosotr@s … ¿Recuerdas aquel anuncio de una famosa marca en el que nos mostraba el abanico de probabilidades que se abría ante nuestras actitudes? ¿No lo recuerdas? Dale un vistazo aquí
Muchas veces hablamos de la suerte de las personas… cuando en realidad es cuestión de elección. Y eso también se entrena. Aprender a ver las cosas de forma positiva se entrena. ¿Sabes por qué? Porque naturalmente nacemos con una especie de radar para detectar lo peligroso y lo malo. Y es que una de nuestras misiones principales, una de los mandatos que nuestra genética nos regala es que nos aseguremos de sobrevivir, y para ello es necesario que tengamos una especial habilidad para identificar los peligros.
Esta habilidad en tiempos pretéritos estaba muy bien, y gracias a ella, hoy estamos aquí. Pero en nuestros tiempos presentes, los peligros que nos acechan no son lo que fueron, si bien nuestro cerebro los entiende como tales.
Nuestra supervivencia no se ve amenazada como antaño. Pero nuestro radar sigue activo exactamente igual que hace cientos de miles de años. Es nuestra misión adaptarnos. Porque recuerda, no es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que mejor se adapta.
Nuestra misión y nuestro reto es adaptarnos al ritmo que impera en nuestra sociedad, sabiendo vivir en ella sin ser arrastrados por la misma.